Thelma (2024)

Vaya por delante que vi esta película en las peores condiciones: en la pantalla enana de un avión. No me gusta hacerlo pero, haciendo viajes largos a menudo, me encuentro con la tentación de ponerme al día de títulos que se me escaparon en su momento. Y suelen ser películas pequeñas que duran un suspiro en cartelera. Es como si, después de una cosecha corta, todo se vertiera en el cementerio en que se convierten, a menudo, las plataformas de streaming. Allí pierdes el rastro de los estrenos y solo los descubres por una recomendación. Nunca pasando por las pantallas del televisor.

Pues aquí va una recomendación por si tu radar cinéfilo la dejó fuera. Thelma es una película muy entrañable. Lo curioso del caso es que se trata del primer largometraje de Josh Margolin y recibió muchos aplausos en el Sundance Film Festival, uno de mis festivales favoritos aunque solo haya podido seguir, al menos hasta ahora, virtualmente. A esta Thelma no le falta Louise porque se espabila sin la ayuda de nadie. Reconozco que parte del cariño que me despertó esta comedia de acción de la tercera edad es porque su protagonista me recuerda a mi madre. Con ella hablamos mucho de las estafas online porque es un sector muy vulnerable al engaño. Y aunque sea muy prudente, mi madre podría caer fácilmente en un tongo como el que cuenta la película.

June Squibb, a quien muchos conocimos gracias a Alexander Payne y su maravillosa Nebraska, es esta abuela que recibe una llamada de auxilio de su nieto. La voz del teléfono le pide dinero para sacarle de un apuro que le ha llevado a prisión. Pero quien habla no es él sino unos estafadores. La pobre mujer colecta los 10.000 dólares necesarios y los deposita, dentro de un sobre, en un buzón de correos. Cuando cuenta lo sucedido a su familia, Thelma se da cuenta del engaño y decide seguir el camino del paquete para localizar a los autores de la trama.

La genialidad de la película es que está planteada como un episodio más de Misión: Imposible. El director confiesa que se trata de su serie de acción favorita y los paralelismos son muy claros. Cuántas veces hemos visto, en el cine de este género, el momento triunfante en el que los protagonistas caminan hacia la cámara dejando detrás una explosión de fuego? Pues aquí también está. Aunque el detonante sea una botella de oxígeno. Persecuciones de coche? También las encontrarás. Pero Thelma va al volante de una silla eléctrica motorizada. La película no sería tan redonda sin este enfoque.

Poco hay que decir de Squibb que crea, con mucho realismo, a esta mujer inspirada en la abuela del director. La veterana actriz, de 95 años, insufla humanidad a la historia y nos pone de su lado desde el primer minuto. Su personaje se amplifica al lado de otro veterano, Richard Roundtree. Es una pareja irresistible y tienen momentos dulces y divertidos. El resto de la familia, encabezada por una Parker Posey que me gusta encontrar sea cual sea la ocasión, quizá sea un poco más caricaturesca pero está al servicio de su protagonista.

Thelma no saldrá en las listas de lo mejor del año pero creo que merece una oportunidad. No tenemos muchas ocasiones de ver buenas películas con un reparto de esta generación que generen esta ternura y evasión.

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