Lo mejor de Sundance 2025

Cerró el primer festival de cine de 2025, que llevo cubriendo ya varios años de forma virtual. Con la pandemia, Sundance se abrió a la posibilidad de ofrecer varios títulos en streaming. Eso le ha causado, en esta edición, algunos problemas (lo explico más adelante), pero lo cierto es que, sin esta opción, sería un festival que se me resistiría. Para un freelance como yo, es imposible asumir los costos del viaje. Lo intenté el año pasado, pero los precios se disparan hasta el punto de ver habitaciones de hotel por 1.000 dólares la noche. No hay forma de vender artículos y críticas a los medios que cubran estes presupuesto. Es la triste realidad a la que nos enfrentamos muchos corresponsales.

Así que el formato online, si bien es una excepción, es muy bienvenido. Sundance siempre llena su programación de títulos independientes que quizá no llegarían a los cines sin su apoyo. Se presentan películas de todos los géneros y se da la oportunidad a nuevos cineastas que tratan temas relevantes para la sociedad actual. Colectivos vulnerables, con todavía menos representación en la industria, como mujeres, profesionales negros y de color, y de la comunidad LGBTQ, tienen aquí una buena oportunidad. Son películas que busco con especial interés y me alegra poder afirmar que se vienen buenos títulos de todos ellos.

Sundance no ofrece su programa entero online, solo algunos títulos seleccionados, pero a los periodistas se nos da la oportunidad de ver todas las películas ganadoras. Así que ver todo el cartel del festival es imposible y hay varios films que se ganaron a la crítica, pero a los cuales no pude acceder. De todas formas, sí pude ver muchas de las premiadas y me voy a centrar en ellas en este resumen del festival.

‘Twinless’

Arranco con la que fue la polémica involuntaria del festival: Twinless. No lo fue por su contenido, sino porque varias escenas de la película se filtraron en las redes sociales. Me molesta mucho porque esto pone en peligro la posibilidad de seguir disfrutando del festival en remoto en el futuro. Ojalá no sea así. Pero parece que varios espectadores no pudieron resistir las escenas de sexo de Dylan O’Brien y tuvieron que capturarlas y compartirlas. Efectivamente, O’Brien tiene un buen culo y está muy bueno, pero la película merece nuestra atención por mucho más.

Twinless tiene alguna sorpresa que no voy a revelar, pero de entrada, su concepto me parece un buen gancho. Dos chicos se conocen en un grupo de terapia para personas que han perdido a un hermano gemelo. Nunca hubiera imaginado lo devastador que puede ser no solo perder a un hermano, sino que esa persona sea idéntica a ti. La película me abrió una puerta a algo que no conocía. Y creo que sabe sacarle mucho provecho hasta el punto de aceptar sus imperfecciones.

James Sweeney se pone todos los sombreros posibles. Es director, guionista, productor (junto con O’Brien) y uno de los dos protagonistas. Querer hacer mucho no siempre sale bien, pero creo que poco se le puede objetar. Como director es más bien práctico y funcional. El momento en el que demuestra más creatividad es en el plano donde su personaje intenta grabar el mensaje de bienvenida del contestador automático de sus móvil. La cámara hace un zoom lento hacia afuera, multiplicando la escena dentro de un espejo. Me pareció genial. De hecho, esperaba más juegos de imágenes dada la dualidad de los personajes. Pero ese plano me convenció de que Sweeney tiene cosas que mostrar. Como actor es convincente. Tiene a su cargo un personaje al que es fácil odiar, pero recorre esa línea con éxito. Y como guionista resuelve una historia de la que saca todo el jugo.

La película plantea la historia y a los 20 minutos, salen los créditos iniciales para presentar un primer giro inesperado. Es a partir de ahí donde se consume con más intensidad. Y O’Brien dibuja dos personajes totalmente diferentes y muy humanos. El gemelo superviviente es muy retraído y se sorprende de encontrar a alguien que le entienda a la perfección porque ha vivido la misma tragedia. Su dureza es áspera pero muy sensible, y eso hace que ese final, ante un bocadillo para llevar, sea muy redondo. Twinless ganó el premio de la audiencia en el apartado dramático, merecidamente. Es una película que cae bien.

‘André is an Idiot’

En la categoría documental, el premio de la audiencia fue para André is an Idiot. Y lo es, cabe decir, por no hacerse una colonoscopia a tiempo. He visto pocas películas tan devastadoras como esta. Es muy probable que sea porque, como siempre intento informarme poco de lo que voy a ver, luego me pilla desprevenido y la impresión puede ser monumental, como es el caso. Entre la imagen que acompaña la película (la de arriba) y el título, pensé que sería la biografía de un cachondo de la vida. Y es así. Pero es un cachondo que pasa por uno de los capítulos más dramáticos de su vida: el diagnóstico de cáncer de colon.

André Ricciardi volcó su abrumadora energía y creatividad en el mundo de la publicidad, y cuando recibió la noticia de que tenía cáncer, decidió prestarse a este documental para contarlo todo. Y lo hace con el humor negro que conlleva una situación así, sin olvidarse del componente más trágico que te hace sentir completamente impotente. Su personalidad es irresistible y te arrastra a esta historia, que va torciéndose hasta llegar a un final que, probablemente, te imaginas. El documental utiliza elementos de stop motion, entrevistas a colegas que comparten ese punto de vista cínico del mundo y se te mete en el bolsillo. No es un visionado nada fácil, pero su misión es contar, con dureza, un proceso terrible que puede prevenirse con una colonoscopia a tiempo.

‘Atropia’

Discrepo con la ganadora del Gran Premio del Jurado en el apartado dramático. No por su concepto, que me parece brillante, sino porque tiene el peor problema para una comedia: apenas da risa. Atropia me descubrió estos increíbles campos de entrenamiento de las tropas norteamericanas. Para preparar a los soldados a enfrentarse a situaciones cotidianas en países en conflicto, el gobierno levantó pequeñas ciudades como decorados de Hollywood: 200, según la película. En ellas, varios actores simulan escenas de tensión supervisadas por especialistas para poner a prueba a los novatos. De entrada, me parece algo que quiero ver, pero la película se desinfla ya solo al empezar. La dirección, de Hailey Gates, es eficiente sin más. La protagonista, Alia Shawkat (para mí, Maeby Fünke por siempre jamás), lleva la historia sin destacar demasiado. Sin ser larga, la película agoniza un poco y, lo dicho, le cuesta arrancar carcajadas.

‘Seeds’

El jurado también valoró Seeds, que se llevó el Gran Premio de Documental. Como en el caso de Atropia, se trata del primer largometraje de su directora, Brittany Shyne. La película sigue el estilo de documental en el que la cámara simplemente muestra lo que tiene delante. Las intervenciones que escuchamos suelen ser conversaciones que tienen los personajes, más que respuestas a las preguntas de detrás de la cámara. Shyne utiliza un blanco y negro que resalta las texturas para contar la historia de agricultores afroamericanos del sur de los Estados Unidos. Varios de ellos llevan generaciones recogiendo algodón, nueces pecanas y sandías, y viven una lucha diaria para sobrevivir en una industria imprescindible para el país, pero que les explota y ningunea. Como espectador, te tienes casi un espía, o una mosca en la pared, como dicen en los Estados Unidos. Es un documental sencillo y eficaz en el sentido de que pone el foco en un tema que muchos desconocen y resalta la humanidad de un colectivo que, en muchos casos, va desapareciendo por su avanzada edad.

‘Sabar Bonda(Cactus Pears)’

El Gran Jurado también concede esos mismos premios a proyectos internacionales. La película india Sabar Bonda(Cactus Pears) se llevó el premio a Mejor Drama. De nuevo, estamos ante una ópera prima del director, en este caso, Rohan Kanawade, que se alimenta de experiencias personales para narrar una historia de amor en un contexto trágico. Un joven asiste a los funerales de su padre en el pueblo donde creció, sometiéndose a las rígidas tradiciones que tienen lugar durante 10 días. El hombre, que se ha independizado en Bombay, choca con su pasado y con una familia tradicional que le exige que se case con una mujer. Pronto descubrimos que la razón de su soltería es su homosexualidad, que aflora cuando reconecta con un amigo y vecino.

Es una película que se cuece a fuego muy lento, pero nunca deja de generar interés. En la mayoría de los planos, el director trinca la cámara y deja que los personajes lleven la historia. Varios de ellos duran más de un minuto. Pero los diálogos, los gestos, el sonido te mantienen en alerta. Quizá me sienta más atraído por esta historia debido a la cercanía de lo que explica, pero creo que es un excelente trabajo sobre el duelo, las imposiciones familiares y de la tradición, y el renacer del amor. Hay momentos que no olvido, como el rojo intenso de la pera de cactus que su amado le regala para darle dulzor en un momento de dolor.

Cutting Through Rocks’

Sigo con la categoría internacional al mejor documental, según el Gran Jurado, que se llevó la iraní Cutting Through Rocks. En mi obsesión enfermiza por no saber nada de las películas que voy a ver, me tomé el título literal y me imaginé que trataría sobre trabajadores de una cantera que cortan piedras. Fue un pensamiento bastante idiota, porque el sentido del título es figurado. El documental sigue a Sara Shahverdi, una pionera en su pueblo. En una comunidad donde los hombres imponen las reglas, Sara es elegida concejala, la primera mujer en lograrlo. No es su primer hito. También fue una de las primeras mujeres en divorciarse de su marido después de una boda concertada y es la única en moverse en moto a todas partes, llevando pantalones. Su ambición es empoderar a las chicas que rechazan ser casadas contra su voluntad y quieren llegar a la universidad.

El documental se rodó a lo largo de siete años y construye un personaje formidable cuya fuerza es indiscutible. Sara se erige como la impulsora de un cambio imposible. En su intento de apoyar y ayudar a las mujeres de su comunidad, se enfrenta a la hostilidad de la estructura patriarcal y de su propia familia. Su hermano es otro de los concejales y se le enfrenta cuando ve recortadas sus libertades. Además, cuenta con el rechazo de algunas mujeres de la comunidad que protegen la tradición por el miedo a la violencia de los maridos. Es, sin duda, una película para no olvidar y recordar, siempre, que tomamos la libertad por sentada cuando, en algunas regiones, es algo todavía inalcanzable.

‘Zodiac Killer Project’

Sundance también concede el premio NEXT a la innovación y, en esta edición, se lo llevó otro documental que existe de milagro. Se trata de Zodiac Killer Project, dirigida y producida por Charlie Shackleton. Como muchos, mi primer contacto con el asesino en serie llamado Zodiac fue la impecable película de David Fincher. Es un caso abierto que sigue despertando fascinación. Eso fue lo que le ocurrió a Shackleton, que quiso hacer un documental sobre el libro escrito por un agente de policía que centró sus investigaciones en un sospechoso cuya implicación en los hechos nunca fue probada. El director empezó a trabajar en la historia, pero, de repente, la familia del policía le retiró los derechos y el proyecto quedó en punto muerto. Lejos de tirar a la basura meses de trabajo, Shackleton ha hecho un documental que explica cómo hubiera sido su película. Es decir, no tenemos el producto terminado, pero vemos lo que más se le parece.

Sin los derechos del libro, hay varios elementos del documental que solo se pueden insinuar, pero lo extraordinario de la película es que obliga al espectador a utilizar su imaginación. Por ejemplo, hay secuencias largas, de varios minutos, compuestas de un simple plano abierto que se cierra lentamente. El mismo director narra el contenido de la escena que iba a ocupar ese segmento. A veces se apoya en flashes con elementos de referencia, como un reloj, un cigarrillo, un teléfono, pero deja el trabajo más gordo al público. Parece un tanto surrealista, pero funciona. Creo que también ayuda el hecho de que cuenta una historia del gato y el ratón que atrapa. Me pareció un documental muy novedoso, de ahí su premio, y aplaudo al director por no tirar la toalla y por sacar adelante un proyecto que se torció.

Hasta aquí las ganadoras que logré ver. Insisto en que no me quedó tiempo para ver todo lo que quería ni todo lo que me interesaba estaba disponible. Pero estoy satisfecho con las cosas que vi. Pero hay más.

‘Sorry, Baby’

Sundance premió el guion de un pequeño drama que es, de nuevo, la primera película de una directora, Eva Victor. Su película se titula Sorry, Baby y Victor, además de dirigir, es la autora del guion y una de sus protagonistas. Ahí es nada. La película presenta la amistad de dos mujeres y se explica con algunos saltos temporales. Comienza con la visita de una de ellas y la revelación de un episodio doloroso del pasado. La anfitriona fue agredida sexualmente por su profesor. La historia plantea las consecuencias emocionales de ese horror y cómo desencadena un presente que la lleva a ocupar la misma silla en el mismo despacho de su depredador.

Al principio me resistí a la interpretación de Victor, pero domina los diálogos (claro, los escribió ella) y su escritura logra un equilibrio casi perfecto entre el drama y la comedia. Hay situaciones un tanto ridículas, como la entrevista a los candidatos de un jurado popular, pero Victor le da una naturalidad asombrosa y el texto vibra con vida propia. Es algo difícil de explicar, pero me vi inmerso en la película y su final, aunque abrupto, me pareció el lazo de un drama con fondo y veracidad. La productora A24 pensó lo mismo, porque compró la película para su distribución.

‘Plainclothes’

Otro de los premios temáticos recayó en el reparto de Plainclothes, dirigida por otro debutante, Carmen Emmi. De nuevo, son las vivencias personales las que mueven una historia ambientada a finales de los años 90. Aquí nos presenta la persecución de homosexuales en baños públicos. Me vino a la cabeza inmediatamente la detención del cantante George Michael después de intercambiar insinuaciones con un policía vestido de paisano. Es exactamente la trama de aquí.

Pero, en este caso, nos encontramos con un agente que se ve luchando con su propia homosexualidad. De repente, su trabajo se convierte en algo insoportable cuando, encima, uno de los supuestos delincuentes le trata con respeto y le da su número de teléfono. La dinámica cambia y se ve capaz de explorar el camino de su sexualidad y felicidad. El tema, nuevamente, me cae cerca y me tiene totalmente receptivo. Me atrajo la verosimilitud de la historia que cuenta y la calidad de sus personajes. El policía viene de una familia italiana que le asfixia, pero una vez abierto el sendero, ya no puede parar de avanzar. Los actores Tom Blyth y Russell Tovey desprenden mucha química e insuflan naturalidad a la historia. Como directora, Emmi utiliza el cambio de formato para jugar con el tiempo y también con las imágenes internas del protagonista. Hay algún montaje que chirría un poco, pero me gustó su visión y cómo la ejecuta.

En fin, este es el resumen de lo que vi en Sundance 2015. Si la filtración de Twinless no hace cambiar de opinión a la organización, el año que viene espero poder seguirlo nuevamente online. La próxima edición será la última que tenga lugar en Park City y se está buscando un nuevo campo base en Salt Lake City, Cincinnati y Boulder. Ojalá eso haga más fácil poder cubrir el festival en persona.

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