A Complete Unknown (2024)
Con cierta vergüenza voy a confesar que Bob Dylan no ha puesto la banda sonora a mi vida. No recuerdo que su música sonara nunca en mi casa, y sus canciones más reconocibles las escuché esporádicamente en películas, como un simple accesorio. Como fan de las ceremonias de entrega de premios, sí recuerdo el momento en que Dylan recibió el Oscar por un tema que compuso para una de mis películas menores favoritas, Wonder Boys (2000), la mejor de Curtis Hanson (con permiso de L.A. Confidential (1997)). En esa ceremonia del 2001, Dylan actuó vía satélite desde Australia, donde estaba de gira, y le estamparon la estatuilla en los morros cuando le anunciaron ganador, para su sorpresa y la nuestra.
Curiosamente, conozco su trayectoria en Nueva York porque, recientemente, devoré un grueso libro sobre el Greenwich Village que detalla su llegada al barrio; el éxito de su actuación en el Newport Folk Festival que le puso en el mapa musical: las críticas que recibió por su escasa implicación en la política del momento y su giro hacia los instrumentos electrónicos; y su huida de la Gran Manzana en 1966. Pues, precisamente, de eso va el biopic que lleva por título A Complete Unknown (Un completo desconocido, en español), palabras sacadas de una de sus canciones más famosas, "Like A Rolling Stone".
Hace unas semanas asistí a un pase que no fue nada fácil. No por la película sino porque me senté en la butaca con un jet lag de narices. La sesión empezó a las 8 de la noche pero, para mi cuerpo, eran ya las 2 de la madrugada. Si no pegué ojo en las 2 horas y 20 minutos de su duración, creo que es una buena muestra de que la película, aun con su ritmo tranquilo, se sigue con mucho interés.
El mérito es de un buen equipo de actores con un Timothée Chalamet que es todo un faro. Su transformación en el genio del folk es casi milagrosa. No solo se parece a él, sino que suena como él. El actor ha modulado su voz para fusionarse con Dylan, tanto al hablar como al cantar, que es lo importante. Porque canta todas sus canciones. Me di cuenta de la confianza que tenía la producción en su actuación cuando salió el tráiler (lo tienes debajo de estas líneas) y le sacaron una canción entera. Ahí todos vimos que Chalamet había hecho un gran trabajo y subió el listón de las expectativas, que no defraudan.
Creo que es una buena apuesta de su director, James Mangold, que domina con buen pulso el universo que describe. Mangold ha decidido hacer lucir las canciones de Dylan y Joan Baez, cuya relación es el fondo de la película, y salen casi enteras. No se trata de una película concierto o musical, pero la música está muy presente y creo que es justo que sea así. Al fin y al cabo, nuestra admiración hacia ellos es por el poder de su voz y sus partituras.
Hablando de Baez. Recae en Monica Barbaro el reto abrumador de interpretar a la cantante y, con todos mis respetos a Chalamet, no pude evitar mirarla cada vez que aparecía en pantalla. Su rostro es tan poderoso, emana tanta humanidad con pequeños gestos y miradas, que la hace irresistible. Le toca un papel grato. A diferencia de Dylan, Baez era una feroz activista que levantó el puño en contra de la guerra y a favor de los derechos humanos y justicia social. Es ella quien, en la película, le echa en cara a Dylan que sus canciones no tienen fondo, que no se despoja en ellas. Barbaro crea un personaje vivo y fascinante. Verles juntos aliña una película muy redonda donde se echa en falta a la actriz cuando desaparece.
Para mí, Chalamet y Barbaro componen la película, pero son dos vértices de un triángulo que se cierra con Elle Fanning. La actriz interpreta a Sylvie Russo, una versión de la novia oficial de Dylan durante la primera mitad de los 60 llamada Suze Rotolo. No digo que Fanning no esté a la altura. Es una actriz convincente y siento que se compromete en todos los proyectos en los que se lanza. Pero creo que, aquí, no se produce un efecto sorpresa. Ya se lo hemos visto otras veces y, simplemente, aguanta bien. Su personaje puede ser una víctima o una antagonista, depende del lado en el que estés y quizá cambie tu mirada el que tu elijas.
Para los amantes de la música folk, A Complete Unknown será un auténtico festín. Además de Dylan y Baez, la película le cede el micrófono a Peter Seeger (interpretado por Edward Norton), Johnny Cash (Boyd Holbrook) y Woody Guthrie (Scoot McNairy) aunque aparece en sus últimos años de vida, afectado por una enfermedad degenerativa, y no le escuchamos cantar. La pregunta que me hice al salir del pase fue si la película llenaría la sala solamente de fans. En ese momento pensé que sí. Pero esos personajes, su historia y su música, han dado varias vueltas a mi cabeza durante estos días y creo que se trata de un buen análisis del proceso creativo y la búsqueda de la pasión, sea carnal o artística. Sin duda, la querré volver a ver.
Un apunte final sobre una de mis obsesiones. Toda la película transcurre en el barrio de Greenwich Village de Nueva York, donde Dylan vivió durante todo ese tiempo. Pero el rodaje tuvo lugar, en realidad, en Nueva Jersey, porque Manhattan ha cambiado mucho como para estar congelada en los 60. En la película aparecen los locales más frecuentados por Dylan y Baez. Creo recordar, Gerde's Folk City y The Gaslight Cafe. También aparece Café Wha?, un bar musical que sigue en pie en MacDougal Street. Conozco muy bien esa esquina y, aunque la recreación es muy buena, pues eso, no es real. Reconocí un par de localizaciones reales. Sale el legendario Chelsea Hotel, donde vivió Baez, y Foley Square, donde tiene lugar un juicio.
Nada que objetar al trabajo de James Mangold. El director se rinde a los personajes y sabe moverse para cederles el protagonismo. Ya sabíamos que era un buen cineasta cuando tomó el testigo de Steven Spielberg en el último Indiana Jones (que no fuera buena no fue enteramente su culpa) y todavía me sangran los tímpanos por los motores de Ford v Ferrari (2019). Él mismo escribió el guión con el gran Jay Cox basado en una novela biográfica de Elijah Wald. Dominar bien la historia le da el poder de dominar una película excelente.
© Todos los derechos reservados.